Un día, un hombre aparece de la nada en la Estación Central de Nueva
York. Con una actitud cordial y los ojos ocultos tras gruesas gafas
negras, este desconocido asegura venir de un planeta lejano: K-Pax. Con
una sonrisa en los labios y sin oponer resistencia, se deja arrestar por
la policía y conducir a una clínica psiquiátrica en Manhattan. El
doctor Mark Powell, director del centro, está habituado a casos de doble
personalidad, pero este paciente, Prot, le intriga y desea saber más
sobre él y sus delirantes afirmaciones. Prot se aferra obstinadamente a
su delirio y describe a todo el que quiera escucharle un cuadro idílico
de K-Pax, sus costumbres pacíficas y su alto nivel cultural. Conforme
transcurren sus conversaciones, el doctor Powell comienza a preguntarse
si no habrá algo de verdad en las historias de extraterrestres de Prot.
Aunque tenía ganas de verla, pensaba que me iba a decepcionar. Un amigo mio no paraba de decirme que la viera, que era muy buena, que le gustó muchísimo, etc. Al cabo del tiempo y con mi compañera cinéfila (mi amiga Nuria), decididimos verla.
Al principio fue bastante rara, pero poco a poco me fue gustando cada vez más. Podría decir que se trata de una película algo filosófica. Trata temas bastante interesantes y las conversaciones entre Prout y el doctor Mark me encantaron. A veces me preguntaba quién de los dos estaba intentando realizar un psicoanálisis.
La historia es bastante simple, se resume en lo que está escrito en la sinopsis. El final es un poco inesperado y te deja un poco con la idea de qué ha ocurrido. Nuria y yo elaboramos nuestra propia teoría de lo que realmente pasó y qué es exactamente el protagonista. Me encanta como actúa. El doctor me cae un poco mal, pero me gusta la implicación que tiene con Prot, aunque políticamente no es lo correcto.
Resumiendo, se trata de una interesante película de casi 2 horas. Puede que haya personas a las que les resulte un poco larga y pesada, pero es muy recomendable. Lo único que no me ha gustado es el comportamiento que tienen algunos miembros del centro psiquiátrico. Lamentablemente ese comportamiento también ocurre en la vida real, no preocupándose de los internados.
Aquí van algunas capturas:
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